14 de julio de 2008

PERGAMINO XIV

Hola de nuevo, iban 12+2 ocasiones y no me aburro, espero que vosotros tampoco, de todas maneras seguiré escribiendo, aunque no haya nadie leyendo. Esta historia la he hecho un poco a todo correr, no se como estará, además su inicio era el de la anterior. Pero las dividí en dos, por el “divide y cuchara de palo” ese famoso. Haber si os gusta, el título nada tiene que ver con la película.

Un saludo

Moler.. . …


“ EL HOMBRE SIN SOMBRA”

He llegado de un lugar lejano y peligroso al que el destino me ha querido llevar, cierro la puerta de golpe, vengo exhausto, y magullado, pero ha merecido la pena. La tengo otra vez mi lado. Estos moratones y heridas sanaran pronto, y me da igual si no lo hacen. Al menos he conseguido cicatrizar la herida de mi alma.

Hace unos días, sin yo quererlo, ni siquiera pensarlo, me vi envuelto en un cúmulo de desgracias, una serie de importunismos si desean llamarlo así, en las que para bien o para mal perdí mi sombra. Sí, mi sombra, a la que tanto quería y apreciaba, me fue arrebatada. En realidad más que una pérdida fue un hurto, sustracción, robo…o como lo quieran llamar (Se dan cuenta de que cuanto peor es la palabra más sinónimos tenemos), pero no me gusta esa categoría de palabras, por eso digo que la perdí.

Estaba yo, un sábado cualquiera, soleado y veraniego dando mi tradicional paseo de los domingos con la ropa del jueves. Tranquilamente tarareaba, dejaba que las notas musicales como la re y la do saliesen de mi boca, pero, amigos, aquí nunca había sitio para al fa, ya que desde niño tengo hacia ella un odio bastante irracional. Pues iba yo silbando cuando de repente noté que algo contundente golpeaba mi quebradiza espalda. Acto seguido decidí desmayarme, bueno tampoco fui yo el que lo decidí, sino mi cuerpo. Al poco rato me desperté, estaba bastante desorientado y sentía un gran dolor en la zona de la espalda. Recogí mi sombrero marrón del suelo, lo sacudí suavemente contra mi regazo para limpiarlo y me lo puse de nuevo. Restándole importancia a lo sucedido, continué con mi paseo. Debió pasar como media hora, la verdad es que no tengo muy buena noción del tiempo, pero llegué a un semáforo, el hombre estaba rojo de furia, por eso, concluí esperar a que se calmase. Distraído, mientras esperaba me quede embobado mirando al suelo, alcé mi vista un segundo pero rápidamente la volví a bajar. No quería que lo que creía haber visto fuese verdad, pero al bajar la vista de nuevo me topé con la cruda realidad. Mi sombra había desaparecido. Me tiré al suelo lamentándolo, sollozando, arrodillado estaba ante tamaña pena.

Reirán ustedes para sus adentros, quizá la exterioricen, pero asegurándose que hay alguien cerca, contagiándoles la misma. Sí, siempre que puedan hagan reír a los demás conocidos o no da lo mismo, ustedes hagan reír, mírenme que bien me va. Reirán decía pensado en mi alta preocupación por una simple sombra. Puede que parezca exagerado, hágamelo saber si es así y me detendré de inmediato… veo que estarían tan inquietos como yo. Y es que una sombra no solo sirve como compañía, o como espejo improvisado para terminar de arreglar ese pelo rebelde en la calle. Una sombra es mucho más, una sombra es la forma perfecta para saber si el sol ha salido o simplemente se trata de una fría luz artificial. Supongo que ustedes, sabios lectores, habrán notado la diferencia entre una sombra proyectada por el sol y otra forjada por la luz artificial. Cuando el sol se mantiene en el cielo, como el nómada pasivo, nos bastará con mirar hacia el suelo para ver nuestra anhelada sombra. Dependiendo de la posición del Sol, la sombra cambia su lugar, pudiendo ser esta zona, delante de nosotros, detrás, a los lados...Les daré un consejo para poder localizarla rápidamente y no estar dando vueltas en un intento por encontrarla, y al mismo tiempo parecer un idiota a los ojos de los demás. Miren a sus pies, podrán apreciar con agrado que van calzados, ya sea con unos bellos zapatos, unas cómodas zapatillas o unas paupérrimas sandalias, de no ver ningún tipo de calzado vuelvan a casa para ponerse unos. Bien una vez que han comprobado que llevan algún tipo de calzado, observarán que se alarga algo negro por el suelo, no se asusten y echen acorrer, de todas formas les seguirá. Tranquilícense y sigan con su mirada esta cosa negra, según vayan avanzando irán viendo como cambia de forma, terminando en una forma redondeada. Sí, eso que ven es su sombra, quédense unos segundos para contemplar su majestuosidad, su belleza, su constancia, podría seguir pero no tengo tanto tiempo. Y ustedes habrán notado que esa majestuosidad solo es latente cuando la sombra esta creada gracias al Sol. He de decir, que aunque una sombra no se proyecte por la existencia cercana del Sol, con luz artificial es bastante buena compañera de penas y alegrías. Menos pomposa pero a veces igual de útil, viendo más allá de ese envoltorio negro, que a fin de cuentas es lo que de verdad importa.

Un sombra también puede ser la compañía perfecta en las noches de tristeza, esas noches de desconsuelo que navegamos durante horas sin ni siquiera coger ningún tipo de embarcación. En esas noches, frías por lo general, hay bajo nuestros desorientados pies tendremos nuestra sombra, nuestra amiga, porque no llamarla así, a la cuál le contaremos todas nuestras penas, nuestras congojas. Ella las escuchará con eterna parsimonia, con desvarío agrado y aunque no nos diga ninguna palabra de ánimo sabes que muestra una sonrisa comprensiva y seguramente aunque no se aprecie mucho nos dará un palmadita sombría en el hombro.

Recuerdo con gracia y alegría como jugaba con ella, perdón que hable tanto de mi, otro día les escucharé encantado. Recuerdo, decía, como jugaba con mi sombra, en aquellas tardes sin nombre, tardes que pasaban desapercibidas por el calendario. Bajaba yo al parque con el Sol empezando a descender la colina del cielo, no necesitaba más compañía que mi sombra y una pelota de plástico verde, el color puede variar, pero no les recomiendo colores oscuros, se puede confundir. Pues así riendo, pasábamos las tardes calurosas. Cuando el astro rey se comenzaba a ocultar bajo las colinas de las despedidas, subía lentamente a mi casa, para poder cenar.

Pero ahora pobre de mí, que la he perdido, la echo de menos y no se como recuperarla, recuerden siempre una cosa, por muy arrastrada que ella parezca, tranquilizaros, siempre se levantará, siempre se llenará de fuerza necesaria para auparos, nunca os va a dejar a solas. Si no esta el Sol, siempre podéis llevar a mano una despistada linterna, un solitario fósforo o un indefenso mechero, así, podréis gozar de su compañía siempre que queráis y en cualquier lugar del mundo.

Ahora voy en su busca, no se donde está, pero me da igual, la encontrare. Puedo oír sus gritos en mi cabeza. Sin mirar atrás salgo de casa hacia donde el destino me quiera llevar.

12 de julio de 2008

PERGAMINO XIII

Hola, hacia tiempo que no tenia nada para poner, estaba además bastante ocupado, pero como sólo unos pocos os atrevéis a leerme, no creo que me halláis echado de menos. He estado escribiendo estos días, pero no mucho, tengo algún relato por ahí al que tengo que dar un remate final. Mientras tanto os pongo este “relato-poema” , que se me medio ocurrió una noche que me desperté alas 4 de la mañana, para hacer más amena la espera. En principio era un comienzo para otro relato, pero bueno al final salió esto. Sin más, haber si para al semana que viene tengo algún relato terminado para subirlo. Para leer este relato nada mejor que eschuchar "the sound of silence"

Un saludo

Moler.. . …




“OSCURIDAD”

Anoche me desperté sobresaltado por un trueno, la tempestad se erguía ahí fuera, con una furia paulatina, una furia casi silenciosa, ha empezado a tronar. Ha interrumpido unos sueños de los que no era dueño, sueños en los que no tenía el control y se apoderaban de mi mente no por casualidad. Sueños en las que las voces que quiero me guiaban hacia un lugar mágico, sueños de viajes a tierras verdes, tierras lejanas que quería visitar. La furia se apodera poco a poco de la noche, es una furia suficiente para hacerse notar. Un tempestad que se hacía eterna. Me asomé tembloroso al balcón de mi humilde casa. Aparté las cortinas aterciopelas color crema y con un sigilo que me salió de lo más profundo abrí lentamente la puerta del balcón. Fui ante todo cuidadoso y silencioso, pero la puerta se alegró tanto al verme de nuevo que emitió un chirriante saludo muy a mi pesar. Una vez fuera abrí mis legañosos ojos de par en par, sólo veo negrura hasta en el horizonte, sólo veo la desesperación vestida de oscuro que era la reina de la ciudad. Alce mi voz y dije"hola oscuridadvieja amiga, vengo a hablarte de nuevo". Las luces hace tiempo se fueron a dormir, y nadie las consigue despertar. La esperanza se ha ido sin saber su destino, no avisó a nadie de su partida, solo compró el billete sencillo, y se fue ligera de equipaje. Las estrellas que tan ordenadamente alguien pinta en el cielo, hoy parecen no brillar, sonrío intentándolas imitar. Pero sin nadie querido cerca no pueden volver a iluminar. En lo alto donde la Luna se aposenta para dormitar, solo hay un hueco vacío, un hueco difícil de llenar. Las calles desiertas no se perturban, siguen parsimoniosas al paso de la tempestad, no son conscientes del mal que se cierne con saña desvergonzada sobre nuestra ciudad. Me enojo con cierto grado de maldad, al verlas tranquilas en su saber estar, les grito, ahora lleno de rabia, pero ellas parecen no escuchar. Hacen oídos sordos a mis insultos, así que, decido dejarlas en paz. Giro mi cabeza, despacio y con precaución, ahora es el cielo el centro de mis iras, ahora es él quién se va a enojar. Dirijo con una furia conductora los gritos de odio hacia arriba sin necesidad de usas ascensor, no me hace falta, pues sé que con seguridad van a llegar. Es tiempo de expulsar mi rabia, de dejar mi odio salir, en una noche que no abraza bondades, ni indulgencias. Solo existe sitio para le terror, el miedo y el odio. Aunque es difícil de apreciar veo como el cielo va descendiendo poco a poco sobre nosotros. Pasa el tiempo, un tiempo donde los segundos se arrastran por el minutero, abrazados con fuerza sobre el reloj, parece ser que no desean marchar. Los veo pasear dados de la mano, pasan ante mis ojos, los intento retener, pero ni siquiera los puedo tocar. Siento lágrimas huyendo de mí, ya no están en mi alma, un lugar donde solían nadar. Abandona mi cuerpo, sin ningún tipo de recelo lo dejan atrás. Llorando de amargura consumo el aire que todavía puedo inhalar, cansado, exhausto me encuentro, no soy el activo hombre de tiempo atrás. Estoy apunto de desmayarme, con un último halo de esperanza me mantengo para contemplar el temporal, quiero saber lo que el futuro me traerá. Por más que me esfuerzo mi túnel no tiene ninguna luz al final, solo veo una gran oscuridad. Ahora solo deseo ser el preso sin grilletes en busca de libertad, el pájaro que dejo la jaula atrás, el mar que rompe tranquilo contra el arenal. Quiero ser como el viento que sopla, como la hoja que vuela ajena a la gravedad, que baila con el viento en una danza mística. Sueño con poder despertar, y ver el Sol brillante en lo alto, rodeado de amigos con los que reír y llorar, pero abro los ojos y me doy de bruces con al dura realidad. El Sol se ha apagado, ya no va a volver a brillar, no existe ninguna luz artificial, se cierne la oscuridad total, subo a mi habitación, ya solo puedo ir al encuentro del esperado final.