21 de septiembre de 2008

PERGAMINO XV

Hola !!! Qué de tiempo sin escribir, si es que, es lo que tiene el verano que no da tiempo para nada y se acaba echando ostias. Entre husillos, fiestas y juergas varias, exámenes y estudios... Pero bueno, ya se ha pasado el verano, y por eso me han dado ganas de escribir esta historia sobre personajes ficticios todos ellos, cualquier parecido con la realidad será pura coincidencia.

Y bueno ahora que tendré más tiempo o eso espero, intentare actualizarlo más a menudo, y también daré algún cambio al blog. Un saludo a todos.
Moler.. . …


HISTORIA DE UN VERANO


Esta historia termina como empezaba, como empiezan muchas historias, siempre bordadas de alegría y reluciendo multitud de sonrisas. Pero teniendo que sortear las lágrimas de tristeza y alegría cada vez que se recuerdan.

Por lo que yo recuerdo, con alegría, esta historia empezó a finales de junio, o a principios de verano, que es más positivo. El Principito se encontraba sumergido en las cansadas pruebas de aptitud, que harían de él un gran caballero. Por aquel entonces había superado algunas pruebas con gran éxito, como recuerdo que fue la de quebrados y ábacos. Pero no obtuvo tanta suerte como en balística y estadística.

Una vez hubo terminado dichas pruebas fue a la gran celebración que se había preparado. Las pruebas no habían sido tan satisfactorias como se esperaba, pero como el Principito siempre solía decir:

- No os toméis demasiado en serio la vida, al final no vais a salir vivos de ella.

Así que, salió a celebrarlo, y vaya que lo celebró por todo lo alto, si señor. Tanto que le costaba trabajo recordar lo acontecido en aquellas celebraciones.

Pese a no tener aun en su poder el título de caballero, fue a la mágica ciudad de Shuton a poner en practica sus habilidades, no de caballero, pero sí, de mozo de cuadras. Fue contratado para librar batalla contra los malvados Husillos. Había centenares de ellos, altos, pequeños, delgados gordos… pero el principito supo como hacerles frente, y rápidamente se hizo con el control de la ciudad.

Mientras duraba la batalla en la lejana ciudad de Shuton, el principito decidió visitar con sus compañeros la bahía de Mundaka. Para ir las celebraciones de un pequeño pueblo llamado Busturia. Allí lo pasaron muy bien, riendo, bailando, a ratos cantando, en definitiva gozando con la alegría presente en el pueblo, la alegría que contagiaban sus dulces gentes. El principio un poco aburrido decidió pasear de la mano de la soledad durante un rato, cuando ya estaba aburrido de ella, volvió con ánimos rejuvenecidos al pueblo, pero allí la fiesta se fue a dormir y la alegría se acostó por fin. Viendo la tristeza en el ambiente, el principito resolvió volver a casa en el vagón de la soledad. Por suerte para él se reunió con su grandes amigos los” Hermanos Sacamantecas”. Los tres hicieron una entrada espectacular en el pueblo de Mundaka. Algo que recordaran las futuras generaciones con gran entusiasmo. Allí iban los tres, descamisados, con hercúleos torsos vistiendo su cuerpo. Gritando, cantando, entusiasmados por la vida, riendo, cayendo. Tan espectacular fue la entrada al pueblo, que los vecinos y gentes de Mundaka salían a sus balcones para saludar a los héroes llegados de la batalla de Busturia. Pero tan grande era el cansancio, que después de tomar un pequeño tentempié fueron dichosos a dormir

Había muchas batallas en la tierra y el principito acudía a ellas con muchas ganas, siempre rodeado de amigos especiales. Una de ellas fue bastante memorable, recordando tiempos pasados, El Principito y sus amigos El Loco Carioco, Alma Negra y Don Brea fueron hacia tierras de mar, tierras donde el dinero brota del suelo, tierras de gente de bienes. El primer día fueron las celebraciones Santas de Zarautz. Allí revolucionaron el pueblo, una vez metidos en el baile, el Principito dejo boquiabiertas a unas bellas mancebas de la localidad. Acudieron hacia él enamoradas por el carisma que desprendía el Principito, este las saludo con esmero, pero sus ojos no pudieron ver más allá debido al alcohol, y no se dio cuenta de lo que aquellas exuberante mujeres le ofrecían. “No dejéis que el alcohol os impida ver la realidad” Tras algún golpe amoroso más, las 4 amigos decidieron volver a casa, estaban satisfechos con lo acontecido esa noche. Volvieron por la senda de alegría, los cantos y las insensateces, El Loco Carioco, por ejemplo, saludo un semáforo con un cabezazo muy propio. Y después una vez en cas cocinaron pasta con condimentos jamás existidos.

Tras ese día el Principito, y su amigo don Brea, asistieron junto con unos amigos locales, a las vastas celebraciones de la Bella Easo Donostiarra. Contemplaron las maravillosas luces que besan los sentidos, sentados en el puerto, pero no estaban acompañados por helados, si no, por heladas cervezas. El Principito quedo estupefacto con las luces en el cielos, con el espléndido colorido que formaban.” Como unos simples colores pueden maravillar tanto los sentimientos” se preguntaba el Principito. Tras ver el espectáculo, batallamos las calles de la ciudad con cerveza en mano, pero pronto decidimos volver al resguardo de las trincheras.

El Principito decidió darse un último festín antes de volver a estudiar para las pruebas de aptitud de septiembre. Así que, sin pensarselo 2 veces, se fue hacia las áridas tierras de Bilbado. Y hasta allí se fue, con el Cocinitas y el Catedrales, dos eruditos en el mundo de las pértigas y las aceitunas. Llegaron, y con mucho ánimo se fueron hacia donde la gente iba, hacia el concierto de laud que recitaba Amaral. Después salieron veloces al encuentro del Loco Caorioco y el Negro Tumas, dos grandes amigos que reunieron. Juntos hicieron la noche de Bilbado suya, pero poco a poco, fueron cayendo por sueño. Así que, cuando solo quedaban el Loco, Negro y el Principito decidieron imporvisar unas carreras de cúadrigas con un triciclo que encontraron. La noche no dio más de si y el principito decidió volver a su carreta para dormir. Estaba muy lejos, pero con unas patatas y unos cánticos su distancia se acorto mágicamente.

Al día siguiente puedieron visitar la gran coleccion de surrealismo que ofertaba el museo Bilbaino, y asimismo disfrutaron de una gran comida en el "Rey de las Hmaburgesas". Allí degustaron faisán trufado, Lacón en gelatina y demás delicias de es índole.


Ese verano el Principito conoció a alguien muy especial, a la Diosa del Cloro, una guapísima diosa que se encargaba de velar por la seguridad de la gente que se bañaba en los mares cercados. En cada encuentro, que el Principito tenía con la diosa del Cloro, ella le enseñaba algo nuevo, cosas maravillosas e increíbles. Recuerdo una tarde de verano, pero que por el azar se disfrazó de otoño, la Diosa le enseño a medir la capacidad cloral de sus mares, recogía un poco de agua y con unas palabras mágicas se volvieron en mágicos colores.. Una vez, una mañana cuando el Sol salió con fuerza, el principito visitó a la Diosa. Ella se encontraba en plena efervescencia, en una situación de júbilo ausente, aún borracha de alegría. Esa mañana que compartieron un frugal almuerzo, la Diosa con un arte mágico le enseño a realizar globos con zumo y con una caña de chocolate. Conocieron un niño militar, ascendido rápidamente a general, que bajo su mando tenía un centenar de moscas, militares todas ellas. El niño pidió ayuda ala Diosa para poder recuperar su amada pelota, la Diosa lo intentó, pero su velocidad fue escasa. El niño-general no quedó contento e hizo que las moscas atacasen a la Diosa y al Principito.

Con agrado y sonrisa recuerdo una mañana que el Principito visitó al Diosa en el Mar de los Saltos. Con suma alegría y desorbitada paciencia, la Diosa y el Principito, contemplaron a los magníficos saltadores, que eran veloces y valientes como pocos. Subían y sin pensárselo dos veces saltaban al vacío valientemente. Vieron con aburrimiento, y casi odio, aun ser, posiblemente de otro mundo, un ser lelo, casi despreciable, como les crispo los nervios debido a su indecisión en los saltos. Finalmente tras pasar varios días encaramado a la cima salto de un manera tan inesperadamente buena, que la Diosa y el Principito quedaron con rostros embobados.

Y una vez más, termina la historia como empezaba, con las pruebas de aptitud, no he hablado aún con el Principito, pero creo que todo ha ido bastante bien, además esa muy agradecido a todos lo amigos que han pasado el verano con él.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me alegro de que todo le haya ido muy bien al Principito!

Esta historia sobre "personajes ficticios" no está nada mal! ;) jaja como siempre, me he echado unas risas imaginándome las peripecias que cuentan tus historias.

Para los últimos párrafos, no sé porqué, no me ha hecho falta echarle mucha imaginación... :D:D:D

Dios! Quien fuera Diosa del Cloro! :P

Anónimo dijo...

El Loco Carioco es mi heroe. Arremeter contra un cruel semaforo sólo y únicamente con su cabeza. Ke valiente aún a riesgo de recibir un fulminate rayo rojo.

Increible!!

Por cierto cuenado el principito se corone como rey del mundo de los fictizio. Allí estaremos!!

A la espera de más aventuras y desventuras.